martes, 28 de enero de 2025

Epidemia en Poturo en el siglo XVI


A los españoles que participaban en las expediciones de conquista se les entregaba una extensión de tierra como recompensa y los indígenas que vivían allí se les obligaba a trabajar para el español a cambio de protegerlos, educarlos y evangelizarlos, a esta política de entonces le llamaban Encomienda. El primer encomendero que recibió todo lo que hoy son los municipios de La Huacana y Churumuco juntos fue Juan Pantoja, quien se estableció en la Huacana en 1528 para administrar estas tierras que le fueron entregadas.

Este primer contacto fue de desventaja para los pobladores originarios pues los barbudos traían enfermedades para las que sus organismos no tenían defensas lo cual significó la propagación de epidemias.

El autor Zárate dice que hubo dos epidemias en esta región de Tierra Caliente de Michoacán, una en 1546 y otra 1575. Dando como resultado la mortandad de la mayoría de los indígenas que vivían en estos lugares.

En el año de 1605, el Conde de Monterrey, virrey de la Nueva España, comisiona  a Baltasar Dorantes de Carranza, para que visite la región de La Huacana y haga un censo de la población que había en ese tiempo, para llevar a cabo la política de ese entonces de congregar pueblos, para lo que hace un recorrido desde La Huacana hasta Churumuco pasando por Poturo, y hace una descripción de los lugares donde podría concentrarse la población de los alrededores que era escasa en ese entonces.

Para la visita de este funcionario al parecer Poturo se llamaba Phumacopeo, como lo hace constatar en su informe. Podemos afirmar esto sin lugar a dudas por la descripción que hace y porque menciona que estaba distante de la mina de Inguarán a dos leguas.

La legua era una antigua medida de longitud española que equivalía a cinco mil metros, lo que nos da la distancia que hay desde donde está el actual casco de la hacienda de Poturo hasta las minas de inguarán.

 En su informe menciona que el arroyo Grande, que corría todo el año desde El Ojo de Agua se llamaba Puturo. De alguna manera llegó el momento que esta localidad adoptó el nombre del arroyo y el nombre Phumacopeo fue olvidado.

Esta información está basada en el documento de Baltasar Dorantes de Carranza que todavía existe en el Archivo General de la Nación. En este documento describe a Phumacopeo (hoy Poturo) de la siguiente forma: “Sujeto de La Guacana y a seis leguas de su cabecera, donde asiste su beneficiado. Tierra muy caliente y de muchos mosquitos; está en el remate y fin de un llano largo abarrancado por la una parte y por la otra cerros y lomas en una angostura, abochornado entre árboles sin provecho de vista y asiento triste; beben del arroyo Puturo; tienen algunas cementerillas de maíz y algunos platanales; no es pasajero; son 13 tributarios y medio de lengua tarasca; dista tres leguas de Enguarán y dos de la mina. Isósceles la notificación que a los demás.”

En su informe, uno de los sitios donde sugiere que se concentre la población circundante es donde ahora está la localidad de El Ojo de Agua, al parecer todavía no vivía nadie allí, porque no menciona a ningún habitante. Hace la siguiente descripción: “Es en un llano corto prolongado en forma de manga, angosto, y que por alguna parte se ensancha más, todo corto entre picos de grandes cerros muy altos que tienen el dicho asiento en lo profundo y bajo; lleno de muchos palmares silvestres en que se puede dar forma a una población de poca gente; tiene el arroyo grande de Puturo, de agua perpetua; parece ha sido lugar por su disposición y aguas donde estaban las huertas que cita al parecer de Pedro Pantoja en la consulta de Pazcuaro.”

La visita de este funcionario de gobierno se hace poco después de que una epidemia asoló la región, por lo que, desde la Huacana hasta Churumuco solo menciona las siguientes localidades con habitantes: La Huacana con 58 habitantes, Inguarán con 9 habitantes, Phumacopeo (hoy Poturo) con 13 habitantes y Churumuco con 75 habitantes.

Dorantes encuentra en San Martín a solo un habitante, donde poco antes había 51, pero murieron 40 por causa de la epidemia, 10 huyeron a Santiago (un poblado que estaba a dos o tres kilómetros del viejo Churumuco y que tal vez después cambió de nombre o desapareció), quedando solo una persona que sobrevivió a la enfermedad. El hecho de que mencione a una localidad con un solo habitante sirve como referencia para creer que en ese tiempo localidades como Las Juntas, El Olvido, Ojo de Agua, La Candelaria, Flores, etcétera todavía no existían como asentamientos humanos o bien en ese tiempo estaban despoblados.

A lo largo de la historia la humanidad ha tenido que convivir con microorganismos, algunos son benéficos sin embargo los que son patógenos son los que han sido un azote para la humanidad desde tiempos inmemoriales. 

lunes, 6 de mayo de 2024

Un Idilio a Través de la Guerra. Novela Histórica de la Tierra Caliente de Michoacán.


 Este es el primer video de una serie de ocho que trata sobre una Novela de Eduardo Ruiz, en donde las escenas principales se desarrollan en la hacienda de Puruantzitiro, que estaba ubicada en Ojo de Agua de Poturo.

Resulta que al estar buscando libros en una librería de libros usados ubicada precisamente en la calle Eduardo Ruiz, en el centro de Morelia, entre montañas de libros, quizás por suerte, encontré un ejemplar del tomo III de Obras de Eduardo Ruiz. Lo leí un poco antes de comprarlo y de inmediato me di cuenta de la importancia de esta obra para nosotros quienes vivimos en esta parte de Tierra Caliente.

En el transcurso de la lectura de esta novela (en este caso audionovela) podrán darse cuenta de las costumbres de esa época, su estilo de vestir, la música que les gustaba, y describe la situación política de esa época. Un tiempo en que gobernaba al país Benito Juárez, en el marco de la segunda intervención francesa en México.

Las escenas más importantes de la novela se desarrollan en Ojo de Agua de Poturo, y fue de mucha sorpresa para un servidor descubrir el nombre indígena de esta localidad que en ese tiempo todavía se le conocía con ese nombre: Puruantzitiro, que por alguna razón se ha olvidado; hay que decir que el nombre Puruantzitiro significa básicamente lo mismo.

Así que, te invito a que escuches esta novela que está en mi canal (si todavía no lo haces). He aquí los enlaces de los demás episodios:

 










martes, 23 de junio de 2020

La leyenda del cerro Tzicuindio


Esta leyenda la contaba don Chema de la Cruz a sus hijos y nietos, quien transmitía de generaciones anteriores esta historia sobre ese cerro que, majestuoso y prominente, se alza al sur de Poturo, como un coloso que resguarda a nuestro pueblo.
Tal vez la memoria me falle un poco a la hora de escribir la leyenda, pero va más o menos así:

“Hace muchos años, cuando llegaron los primeros pobladores a estas tierras donde ahora está ubicado el poblado de Poturo, vieron que era un buen lugar para vivir, porque había un arroyo o un pequeño río que siempre llevaba agua, el arroyo Poturo o arroyo Grande. Allí se establecieron en las cercanías de ese arroyo, felices de tener agua limpia y abundante todo el año. En el tiempo de lluvias empezaron a trabajar la tierra para cultivar el maíz y la calabaza, y en tiempo de secas cultivaban jitomate y chile. También plantaron el cacao para hacer chocolate, allí en las orillas del arroyo Poturo plantaron los árboles de cacao, así como mameyes, anonas y piñas, entre otros árboles frutales.

Para ese tiempo el cerro Tzicuindio todavía no tenía nombre. Lo veían como algo que inspira admiración y respeto. Sin embargo, la vida tranquila que llevaban se vio perturbada cuando empezaron a avistar unas enormes serpientes aladas que emprendían el vuelo desde el cerro. Esas serpientes tenían especial predilección por salir cuando empezaba una tormenta, cuando se nublaba y empezaba a llover, entre los truenos y relámpagos, salían las serpientes emprendiendo el vuelo, y si la gente estaba en el campo cultivando el maíz, tenían que correr a buscar un refugio para guarecerse. Si alguno de ellos se descuidaba llegaba una de esas gigantescas culebras, lo tomaba con sus enormes garras y se lo llevaba para comérselo.

Ante estos espeluznantes sucesos la gente que en ese entonces habitaba en Poturo empezaron a reunirse para buscar la forma de acabar con esa amenaza que los tenía siempre en constante temor.
En la primera vez que se reunieron alguien propuso encontrar el nido donde tenían su guarida y matarlas cuando estuvieran dormidas. Se organizaron los hombres más valientes, subieron al cerro Tzicuindio y al estar buscando su nido se percataron que estaba en un peñasco inaccesible. Para ellos era imposible llegar hasta allí. Así que bajaron e informaron a la asamblea la situación.


Entonces hubo alguien que propuso hacer una especie de sacrificio, llevarles a un ser humano para que se alimentaran y mantenerlas apaciguadas. Así lo hicieron por un tiempo. Algunos de ellos tenían que ofrecerse para ser llevados y voluntariamente enfrentarse al terrible destino de ser devorados. De esa forma podían tener unos días más de calma porque después de comer a un hombre por un tiempo las serpientes se quedaban quietas mientras hacían la digestión. Pero vieron que esa no era una solución permanente.

Entonces, en otra reunión, se propuso enfrentárseles y atacarlas con cuchillos. Se aprobó esa propuesta y se pusieron a elaborar unos cuchillos especiales para dicha misión. Dejaron de llevarles sacrificios y esperaron a que salieran cuando tuvieran hambre.
Los hombres más valientes, los que ya se habían preparado para pelear, estuvieron al acecho, esperando a que salieran. Cuando por fin salieron, se enfrentaron a ellas con increíble osadía, sin embargo, no tuvieron éxito porque perecieron desgarrados por las filosas garras que tenían.


Ante este fracaso se reunieron otra vez para deliberar entre todos el problema, y a uno de ellos, un anciano de avanzada edad, se le ocurrió la idea de utilizar unos chiquihuites para evitar las filosas garras de las culebras. Les pareció buena la idea, y planearon cómo ejecutarla.

Hicieron el plan de que, en el siguiente enfrentamiento con los temibles reptiles alados, correrían a meterse a los chiquihuites con la intención de ser devorados dentro de ellos y así evitar ser desgarrados como la anterior vez.


Otra vez esperaron a que salieran, y cuando las serpientes se aproximaban volando para atrapar a sus presas, los hombres corrieron a meterse a los chiquihuites llevando consigo sus cuchillos. Las serpientes los devoraron con todo y chiquihuite. Ya estando en el vientre de las culebras, salieron de ellos y las apuñalaron desde dentro logrando matarlas de esa manera.

Grande fue el regocijo de los habitantes de Poturo, cuando por fin lograron acabar con la amenaza constante de esas serpientes que asolaban la región.

Con esos mismos cuchillos se pusieron a desollarlas para guardar sus pieles las cuales exhibían como un recuerdo de tan extraordinaria proeza, y fue por eso que le pusieron al cerro el nombre de Tzicuindio”


Esta es la leyenda del cerro del Tzicuindio. Para los que no saben qué es un chiquihuite, es un recipiente hecho con tiras de una especie de bambú que acá le decimos otate. Se pueden hacer grandes de tal manera que pueda caber una persona. Y como el otate es muy fuerte y resistente era la solución ideal del problema.

La investigación del significado de la palabra Tzicuindio la realizó el Doctor Ibrahim Santacruz Villaseñor quien entrevistó al Profesor purépecha Manuel Tzintzuni. 

El profesor Tzintzuni dio el siguiente significado de la palabra Tzicuindio: significa “desollar o quitar la piel con un cuchillo”, lo cual coincide con la leyenda de las serpientes del Tzicuindio.
La idea original de la leyenda es de Armando de la Cruz Lozano, quien escuchaba esta leyenda cuando su abuelo, Don Chema de la Cruz, se la contaba cuando era un niño.

viernes, 7 de febrero de 2020

Producción de tinta de añil en Poturo.

En este vídeo se describe el procedimiento que realizaban para extraer la tinta de la planta del mismo nombre para producir tinta de color azul índigo. Actividad que se realizaba en esa época en Poturo.




Epidemia en la región de tierra caliente (Video)

Este es el vídeo que trata sobre la visita de un funcionario del gobierno virreinal, Baltazar Dorantes de Carranza, quien hizo un censo de la población que había en la ruta de La Huacana a Churumuco en el año de 1605, donde encuentra a solo 13 habitantes en esta localidad de Poturo. Este censo lo realiza poco después de que hubo una epidemia y las personas que encuentra son los sobrevivientes que quedaron de esa enfermedad.



Erupción del volcán de Jorullo (Video)

Erupción del volcán Jorullo el 29 de septiembre de 1759.





Les comparto el vídeo que hizo un servidor acerca de la erupción del volcán Jorullo que causó un desastre en el área de los alrededores del volcán. Los registros históricos dicen que la gente que vivía en un radio de unos 30 kilómetros de dicho volcán tuvieron que huir para alejarse del peligro y buscar donde sentirse seguros, quedando Poturo dentro de esa área de desastre.



sábado, 12 de octubre de 2019

Escritores de la región.

Por este medio quiero hacer un reconocimiento a dos escritores de la región de Tierra Caliente que abarca lo que es Huetamo y San Lucas. Al leer sus obras me he inspirado para hacer lo propio referente a esta parte de esa misma región pero lo que corresponde a Churumuco y el pueblo de Poturo. Al pasar por Huetamo siempre procuro comprar un libro o un periódico más de ellos. Espero conocerlos un día personalmente.
A Sergio Benítez Rojas, escritor, cronista e historiador de la región de Huetamo. Escribió los libros Dolores, Don Rufino entre otros, creador de varias revistas, como Crónicas de mi Pueblo, El Guache y Huetamo.
A Viliulfo Gaspar Avellaneda, cuya obra se centra principalmente en San Lucas. Autor de los libros: Relatos y Leyendas de Tierra Caliente, El Zopilote y los Bandidos de Malpaso, Dichos y Comodijos. Fue fundador del periódico San Lucas.
A ellos mis saludos, que espero que de alguna forma les lleguen.
Hago mías las palabras de Sergio Benítez que escribió en una de sus revistas: "Y mientras haya vida, seguiremos adelante; a manera de mientras y en base a lo realizado, podemos decir que nuestra vida no ha sido en vano" (Crónicas de mi pueblo. Año I. Diciembre de 2014)

jueves, 21 de marzo de 2019

XV Aniversario del CECYTEM Poturo

Hoy 21 de marzo de 2019 se celebró un aniversario más del CECYTEM Poturo, en donde se destacó la importancia de la educación para el desarrollo tanto a nivel personal como de una comunidad y de la sociedad en general.
Asistieron personas que se han destacado en lo académico que son originarios de esta comunidad de Poturo, municipio de Churumuco, Mich. El Dr. Egberto Bedolla Becerril, catedrático de la Universidad michoacana, El Dr. Ibrahim Santacruz Villaseñor, Director de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana, y el Dr. Homero Reyes de la Cruz, catedrático en la misma Universidad.


El Dr. Homero Reyes de la Cruz, dando una conferencia en la casa ejidal de la comunidad.

Inauguración de la obra de construcción de un desayunador en las instalaciones del CECYTEM.

Mesa del presidium


El Dr. Egberto Bedolla Becerril recibiendo un reconocimiento.