viernes, 10 de noviembre de 2017

Los Chabelos

En una de esas tardes monótonas del poblado de Poturo en las que los lugareños solo buscan la forma de matar el aburrimiento el billar es un punto de reunión a donde acuden cotidianamente muchos de ellos.      
    Y resulta que en una de esas tardes, por coincidencia, se reunieron cuatro Chabelos, apelativo cariñoso que se les da a quienes se llaman Isabel. 
    Esa tarde pues, por cuestiones del azar, se reunieron cuatro chabelos: Isabel Irocio, Isabel Hernández, Isabel Delgado e Isabel Medrano y después llegó Eloy Torres, el único que no tenía ese nombre. 
    Allí estaban pasando el rato, charlando y jugando al dominó, cuando de repente y de manera sorpresiva irrumpió a ese local de juegos la policía judicial, que en ese entonces se caracterizaba por tratar a los ciudadanos de manera agresiva, motivo por el cual los allí presentes de inmediato se sintieron intimidados al escuchar sus voces autoritarias.
    El que parecía tener el mando les ordenó ponerse de pié y dirigiéndose a Isabel Irocio le preguntó con una voz imperativa: 
"_Tú, ¿Cómo te llamas?" 
"_Me llamo Isabel, señor", contestó.
 Después de examinarlo para escudriñar su reacción le preguntó al siguiente paisano que allí estaba, a Isabel Hernández: 
"_¿Y tú cómo te llamas?"
"_Isabel"
"_¿También te llamas Isabel?", dijo el policía.
"_Sí, señor"
El policía lo mira con desconfianza, empezando a sospechar que le estaban jugando una broma, y después se dirige a Isabel Delgado, pero ya creciendo cada vez más en desconfianza y en ira, sintiendo que le estaban tomando el pelo:
"_¡Y tú, pué que también te llames Isabel!
"_Pues sí me llamo Isabel pues!_Contestó ya temblándole la voz.
"_Ya nada más falta que me digan que este otro también se llama Isabel, hijos de la /"%$##!_Gritó el policía ya iracundo.
    Y dirigiéndose a sus subalternos les ordena:
"_¡A ver, denles una chinga a estos hijos de /&%"(&% para que no se estén burlando de la autoridad!.
    Entonces Isabel Medrano atinó a pedir permiso para sacar la credencial de identificación y le dice:
"¡Yo también me llamo Isabel pues, aquí está mi credencial, señor!_ Sintiendo estar a punto de recibir los primeros golpes de aquella gloriosa policía que sin el menor indicio de respetar los derechos humanos ya se aprestaba a darles un duro castigo.
    Fue entonces cuando Eloy Torres se atrevió a intervenir:
"Señor, yo los conozco, somos amigos de muchos años, y se que todos ellos se llaman Isabel, lo que pasa es que fue coincidencia que se reunieran aquí"
     Les ordenaron sacar sus identificaciones que por suerte todos traían en sus carteras. Los policías las examinaron cerciorándose de que efectivamente eran tocayos.
    Al comprobar sus identidades, les dicen:
"_¡Está bien, sigan jugando!", y se marchan tan rápido como llegaron, uniéndose al convoy de camionetas en las que arribaron al pueblo.

Relato escrito por Felipe Santacruz. (Se vale hacer observaciones si hay alguna correción sobre este incidente verídico ocurrido en este pueblo de Poturo.)





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